Peter Hajnóczy
Peter Hajnóczy (Budapest, 1942 – 1981) nació como lo que entonces se consideraba un niño ilegal. Anna Hasznos, su madre (a la que no conoció hasta cumplir los treinta), al verse sola lo entregó en acogida. El nombre real de Peter era Hashtosi Ödön, pero lo cambió por el de Béla Hajnóczi Ödön, para terminar, en 1925, con el definitivo y por el que hoy se lo conoce.
Pasó su infancia en varias casas administradas por el Estado: Budapest, Tököl, Rákospalota, Aszód, Miskolc, Nyíregyháza, Debrecen, Veszprém… Empezó a trabajar con trece años. A los diecisiete obtuvo un certificado que lo cualificó como trabajador, y a partir de ahí se desempeñó en diversos oficios como el de fogonero, calderero, peón, o vendedor de imágenes de santos.
Comenzó a relacionarse con el alcohol a una edad temprana, probablemente empujado por algunas decepciones, y aunque lo intentó en varias ocasiones nunca logró desintoxicarse por completo. En 1962, mientras leía a autores como Kleist y Martinovics, se matriculó por correspondencia en la escuela secundaria Eötvös József.
La leyenda de Peter Hajnóczy
Sus días más oscuros llegaron en la primavera de 1969, cuando fue acosado de forma regular por las fuerzas militares de la época, que finalmente lo detuvieron. Lo condenaron a trabajos forzados durante el tiempo que estuvo encarcelado. A partir de este hecho surgieron, en torno a Peter Hajnóczy, dos historias convertidas en leyenda y que supuestamente lo llevaron a la muerte:
- La leyenda del carro: durante un transporte de la prisión al hospital intentó huir saltando del carro de ambulancia que lo trasladaba.
- Fuga mortal: fue detenido en el séptimo piso de un edificio de apartamentos de Pest y esposado al balcón. Al soltarse y tratar de escapar se precipitó al vacío.
Años oscuros
Después de aquello inició varias relaciones que acabaron en desastre. Convivió con ancianas, con arquitectos y con prostitutas. Vivió en chabolas y en casas ruinosas, negociando consigo mismo y pasando interminables noches de alcohol en los cementerios cercanos, en los que en ocasiones, al amanecer, se hacía pasar por conocido de algún difunto para obtener algo de beber.
A principios de los años setenta no tenía trabajo ni apartamento. Luego viví con un arquitecto que no me dio la llave de la casa. Una vez en autobús viajé a mi antigua casa. Cuando volví al apartamento resultó que no podía entrar porque no tenía llaves. Al final obtuve la llave y desde ese momento pude usar jabón. (Peter Hajnóczy).
En 1975 publicó El calentador (A fűtő), un libro de relatos, y El separador (Az elkülönítő), de la misma temática. Aunque el éxito aún tardaría unos años en llegarle, su vida dio un pequeño giro cuando en 1976 empezó a trabajar como escritor independiente en El Mundo en Movimiento; tras lo cual recibió la beca Móricz Zsigmond.
Como escritor ganaba algo menos que como calderero, pero no tenía que sacar la escoria ni meter una enorme vara de hierro bajo un montón de porquería. (Peter Hajnóczy).
Un amargo éxito
Tras la publicación de Donante de sangre, y M, en 1977, llegó hasta 1979 con La muerte salió cabalgando de Persia (A Halál kilovagolt Perzsiából), una novela corta que se convirtió en un éxito instantáneo y que por fin le permitió vivir de sus escritos. Al año siguiente recibió los premios Milan Füst Award, y Aszú Award.
El año 1981 fue el año de La novia de Jesús (Jézus menyasszonya), su último libro, que casi como un suspiro lo llevó hasta su último aliento y en el que definió el alcoholismo como «Una oración solitaria sin palabras». Peter Hajnóczy falleció ese mismo año, a consecuencia de una insuficiencia hepática, cuando aún no había cumplido treinta y nueve años.
La fecha y el lugar de su muerte nunca llegaron a esclarecerse. En cuanto a la fecha, y aunque se dio como oficial el 7 de agosto, se barajaron varias hipótesis de unos días antes o después. Sobre el lugar, algunas fuentes dejaron constancia de que fue en Budapest, otras, en Sopronhopács, y otras en Balatonfüred.
Mi vida como alcohólico es como una cosmovisión, una mezcla de convicción política y religiosa condimentada con un poco de autoironía. Solo conozco un dolor verdadero, el alcoholismo, que he ofrecido desesperadamente a Jesús. (Peter Hajnóczy).
La muerte salió cabalgando de Persia
La muerte salió cabalgando de Persia es una novela corta (148 páginas), una vivencia diseccionada autobiográfica brutalmente honesta, donde el protagonista analiza sus propias circunstancias y sus sufrimientos desde un punto de vista racional extraordinario.
El argumento se centra en la soberanía solitaria y en el conflicto no resuelto de una realidad establecida. Es un mundo, este, repleto de supuestas expectativas en el que el héroe no encuentra su lugar, ni aun con ese ansia de encajar que no deja de perseguir.
Esta es la historia de un escritor sentado frente a un papel en blanco, el suyo, mirando un blog de notas que confeccionó durante una borrachera de cinco meses. Es, al mismo tiempo, el lugar donde comenzó la desesperación de su lento y decidido regreso a la bebida.
Contada con impulsos de locura transitoria, tranquilidad e incertidumbre, el protagonista va especulando con sus relaciones personales y con las posibles formas de suicidio, y esperando, tal vez, a que llegue el momento de la lucha contra las visiones, contra el temido delirium tremens.
Encaminándose hacia la profunda soledad, empapada en los recuerdos del alcohol al que no puede renunciar, Peter Hajnóczy va definiendo una tragedia que le permite varias alternativas, en un mundo alienado por la realidad, a la que no sabe si asomarse por miedo a perder su realidad.
El libro La muerte salió cabalgando de Persia se puede encontrar en Cuadernos del Acantilado

Peter Hajnóczy | Foto: Csigó László