Un pequeño esbozo
La Torre de Londres se escribió entre 1900 y 1903, en el periodo en el que Natsume Sōseki (Japón, 1867 – 1916) vivió en Londres, y fue retocada a finales de 1904. Es uno de los pocos relatos del autor durante aquellos años. Publicada en 1905, se incluyó en la antología Yokyoshu, en 1906.
Estamos ante una historia de escenas góticas y de rasgos oscuros, siniestros y sangrientos en determinados pasajes, con pequeños brotes psicológicos y un ligero toque de ironía o humor, brindado hacia los personajes del presente, y una cierta empatía hacia algunos de los personajes del pasado.
En La Torre de Londres, contada con esbozos de pensamientos y vivencias personales, e intentando aislarse de la sociedad en la que vive, Natsume Sōseki nos va ofreciendo narraciones de diversos episodios de la historia del lugar, para después integrarlos y fusionarlos con la realidad del presente en el que se encuentra.
El niño, la mujer y la guillotina, los cuervos, los príncipes encarcelados, la madre suplicando por verlos y la muerte, que se pasea por todos los rincones de la gigantesca estancia, repleta de galerías y pasadizos, túneles y escondites, desde donde la Torre contempla sin inmutarse la decapitación de los condenados.
La Torre de Londres
Un cuervo desciende. Con su negro pico prominente mira a los presentes, encorvando sus alas. Siento como si el rencor acumulado por la sangre de varios siglos se hubiera congelado y hubiera tomado la forma de un pájaro que vigila permanentemente este lugar maldito. Las hojas de un olmo susurran al ser movidas por el viento. Dirijo mi mirada hacia lo alto y veo a otro cuervo posado entre sus ramas. Unos momentos después otro más viene a acompañarle. De donde puedan venir es algo que ignoro. Cerca de ellos hay una mujer joven, de pie, con un chiquillo de unos siete años que los mira. El muchacho, al ver los pájaros, mira a la mujer y exclama con sorpresa:
—¡Cuervos, cuervos! —A lo que añade, sacándola de su contemplación: —Los cuervos parecen tener frío. Me gustaría darles un poco de pan.
Palabras a las que ella responde serenamente:
—Estos cuervos no quieren comer nada.
—¿Por qué? —pregunta el niño.
—Hay cinco cuervos —le responde la mujer.
La Torre de Londres (junto con El museo Carlyle) se puede encontrar en Centellas (Olañeta)